Formación de Gobierno

Moncloa no se fía de ERC: «A última hora siempre nos la clavan»

El rechazo a los PGE en febrero y el voto en contra a la investidura de julio generan suspicacias en un PSOE que, a pesar de eso, confía en sacar adelante la elección de Sánchez.

El PSOE ofrece a PNV y ERC una silla en el Poder Judicial para dividir la Justicia y controlarla

ERC Sánchez Presupuestos
Oriol Junqueras y Pedro Sánchez, en el Congreso.
Joan Guirado

Pedro Sánchez confía en salir investido a lo largo del mes de diciembre. Y poder formar gobierno antes de navidad, como si Papa Noel entrase por la chimenea de La Moncloa con un cheque de cuatro años. Pero es eso, un deseo. La certeza, a día de hoy, es que no tiene los apoyos suficientes para garantizar su elección. En el palacio presidencial creen que, al final, ERC acabará cediendo. Pero no las tienen todas. El núcleo duro de Sánchez reconoce, abiertamente, que no se fían de ellos: «A última hora siempre nos la clavan».

Motivos para desconfiar de ERC, al PSOE, no le sobran. Más allá de las deslealtades entre ambas formaciones durante los siete años que gobernaron conjuntamente la Generalitat, desde el auge de los separatistas en las Cortes tampoco han generado motivos para la confianza con los socialistas. En febrero, cuando los Presupuestos Generales del Estado parecían destinados a salir, ERC se descolgó del acuerdo y los rechazó. A Sánchez no le quedó otra que convocar elecciones.

Ya en julio, tras el 28 de abril, ERC volvió a fallar al Partido Socialista cuando Sánchez se jugaba la investidura en el Congreso. Les habían garantizado su apoyo y, en el último momento, votaron en contra junto a JxCAT. Aunque la relación con los de Oriol Junqueras es más fluida que con JxCAT, con quien ahora se restablece el diálogo soterrado, las posiciones alejadas y la desconfianza mandan en la relación entre el PSOE y ERC.

En el cuartel general de la formación separatista aseguran que el resultado de la consulta que han convocado electrónicamente para el próximo lunes será clave en la posición que fije el grupo parlamentario capitaneado por Gabriel Rufián. La pregunta tiene trampa, pero deja muchas puertas abiertas. Si la militancia avala a la dirección, muy dividida sobre qué hacer, para rechazar la investidura del líder socialista si no acepta sus exigencias, a Sánchez no le quedará otra que llamar a Pere Aragonès o, más difícil, Oriol Junqueras. Le pedirán una mesa de negociación sin límites y la tendrá que aceptar. O esperar que otros grupos se abstengan antes de que corra el reloj para unas terceras elecciones que nadie desea.

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